viernes, 1 de junio de 2007

Fe y Razón

El comentario que me hace “el biólogo” a mi anterior entrada "Matar clavando unas tijeras en el cráneo" me ha llevado escribir esta.

Primero de todo quisiera pedir sinceras disculpas a él y a cualquier persona que haya malinterpretado mi ironía como un desprecio a la apasionante ciencia biológica. Lo que pasa es que uno, que también sabe algo del tema, se harta de esa gente que porque haya aprendido cuatro cosillas se permite el lujo de desdeñar como ignorancia cualquier argumentación que no esté basada en la muy limitada ciencia positiva.

Fe y Razón – sugiero, por cierto, la lectura de la encíclica homónima de Juan Pablo II -, no solo no se contradicen sino que deben apoyarse mutuamente en un buen cristiano. En efecto, la razón sin la fe está enferma y acaba generando monstruos – como Goya -; pero, la fe sin la razón también es incorrecta derivando en el fideismo que puede ser peligrosísimo. Leyendo a Santo Tomás se tiene muy claro este tema ya que Dios no ha creado un mundo ininteligible sino que ha dado a los seres necesarios autonomía y consistencia. Siempre en la Iglesia se ha dicho que el alma, para volar hasta Dios, necesita de dos alas y que si una de ellas falla tendrá muchas dificultades para hacerlo. Esta son la fe y la razón.

Lo que pasa es que la razón no se basa exclusivamente en la ciencia positiva; si bien es verdad que esta es necesaria y constitutiva de aquella no es la única fuente del conocimiento intelectual humano. De lo contrario podríamos caer en el cientifismo que es siempre una manipulación de la Filosofía como Ciencia sustituyéndola por una corriente filosófica particular que es el materialismo. Desde luego la ciencia puede describir o ayudar a ratificar que es cada ser, pero este precede a su descripción, descubrimiento e incluso a su existencia y nadie desde un postulado meramente cientifista puede tratar los grandes temas morales. Verbigracia: calificar de conjunto de células a un embrión o a un feto es una majadería cientifista. Para saber lo que es un embrión es necesario, desde luego, conocer científicamente el objeto a tratar, pero no es suficiente, deberemos manejar conceptos filosóficos y morales como los de persona o los fundamentos de los derechos. En efecto, con la razón se puede llegar al conocimiento de parte de la Verdad pero usando esta en su conjunto y no absolutizando el método positivo. El camino de la verdad es complejo y exige de humildad y de un gran deseo sincero de alcanzarla.

Por otro lado, tampoco desde una fe desprovista de conocimiento racional y científico se puede hablar de las grandes cuestiones sin peligro de caer en el error. Por tanto descarto que una autoridad religiosa se arrogue el derecho de proclamar como verdad cualquier extravagancia irracional. Esto sería admitir que por la fe se puedan concluir cosas contrarias a la razón. Es cierto que la fe supera a la razón y, por tanto, puede llevarnos a postulados y a acciones que la sobrepasen pero nunca que la contradigan.

Fe y razón deben conducirse metodológicamente por caminos autónomos pero nunca llegarán a conclusiones contradictorias puesto que son dos vías provistas por el Creador que ha dotado a nuestra alma de capacidad de conocimiento tanto intelectual como espiritual y el objeto del conocimiento es único: la Verdad. En esta singladura encontraremos dificultades e inconsistencias pero que con esfuerzo y humildad se han de superar, evaluando en cada ocasión si es la razón la que ha fallado o son nuestros pecados los que han empañado los ojos de la fe.

Concluyendo la razón es amplia y no se circunscribe a la ciencia positiva pero precisa de la fe, al igual que esta de aquella, para conducir al hombre al conocimiento de la Verdad.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estupendo tu comentario de hoy, como todos. Se me ocurren muchas cosas, pero sólo quiero matizar que, en mi opinión, el materialismo no es propiamente una corriente filosófica más entre otras; es, más bien, una ideología, es decir, una toma de postura previa a toda reflexión filosófica o científica, un prejuicio, un pre-esquema en el que uno intenta encajar la vasta riqueza de la realidad; una visión estrecha o reductiva, por tanto, y que se adopta no porque haya mejores razones o argumentos que para adoptar otra, sino por motivos afectivos o irracionales.

Patoace dijo...

Excelente blog, Último, lo he agregado a mi listado y espero participar seguido.

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho esta entrada. Tienes mucha razón en lo que dices y estoy de acuerdo en que fe y razón pueden ir juntas sin contradecirse. Así se puede ahondar en el saber humano de una manera mucho más coherente.

ECM dijo...

Creo que pierdes todo el punto de la discusión separando la Fe de la Razón de principio. ¿Qué es la fe, entonces? ¿Lo que no puede estudiarse desde la razón? Porque en efecto, todo puede estudiarse desde la Razón, absolutamente todo. Cuando los estudios de la biología, la física, la filosofía y principalmente la filosofía moral se unan, lo qué quedará será aceptar que la iglesia, o la Fe, no nos proveen de principios morales, sino la propia naturaleza biológica a la cual evolucionamos como especie. La razón no está desprovista de moral, y conocernos como entes meramente naturales (al contrario de sobrenaturales) hab´ra de cambiar muchas de nuestras actitudes amorales, por ejemplo: decidir sobre los demás en el nombre de un dios inexistente.

Visitantes en el mundo