miércoles, 11 de abril de 2007

A evangelizar China

Me impresiona muchísimo ver la situación de nuestros hermanos chinos. No tanto de su sufrimiento, que por supuesto también, sino del arrojo con el que defienden su fe.

Allí no hay ni grotescos curas rojos, ni refritos litúrgicos, ni mediocres fieles que toleran el aborto y otras atrocidades, ni vacuas teologías marxistoides o retrógradas. No, me temo que allí no hay tiempo que perder en sandeces. Ellos se dedican a vivir y a expandir el Evangelio genuinamente.

Ya lo tenía claro San Ignacio de Loyola cuando en su lecho de muerte tan solo pedía a Dios para su orden una sola cosa: persecución. En efecto, cuando la Iglesia es atacada se refugia en su infalible valedor y entonces brilla triunfante como nunca.

No me cabe la menor duda que, como siempre se ha dicho, la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos. En China, desde luego, se está derramando sangre tanto en el sentido literal como en el simbólico de todos los sufrimiento a los que nuestros hermanos se ven sometidos.

Al igual que en Occidente, donde el poder y el pensamiento único tratan de ganar a la Iglesia para su causa intentándola llenar de sus fatuas ideas, en China, el gobierno, directamente, ha segregado de la Iglesia la suya particular. De esta forma puede hacer y deshacer a su antojo. Sin embargo, queda un grupo cada vez más numeroso que no se deja seducir por la vigente corriente de pensamiento y que conocen de primera mano, no como los intelectualillos de las zonas democráticas, cuáles son los efectos devastadores de las utopías.

Recemos por los cristianos de China; y, por qué no, hagamos silencio para escuchar si Dios no nos estará llamando a algunos de nosotros a ir con ellos para compartir la maravillosa tarea de difundir el Evangelio por todo su país. Bueno, bueno, ¡No hay que ser tremendista! ¡qué nos jugamos la vida!; no, ya. ¿Qué dijo san Francisco Javier, san Gregorio Crassi, san Juan Triora, san Juan de Brito, santa María Herminia u otros tantos ante esa opción? Efectivamente, la Iglesia no se ha extendido gracias a los esfuerzos de remilgados teólogos de laboratorio.

2 comentarios:

José Anido dijo...

Estoy, casi de acuerdo.

La evangelización de China es la gran tarea pendiente de la Iglesia desde los siglos XVI y XVIII. Varias veces estuvimos a punto de conseguirlo. Hay que recordar que llegó a haber un primer ministro chino cristiano.

Fue una lástima que no prosperase la posición jesuíta sobre los ritos chinos, no suponían la grave deformación presentada por las otras órdenes y hubiera el momento más importante casi desde el edicto de tolerancia de Constantino.

En cualquier caso, estamos a tiempo, con el Evangelio siempre estamos a tiempo. Ánimo y a propagar el Evangelio.

Anónimo dijo...

Este tema también lo trato en mi blog, aunque dejándome llevar más por el tono crítico que pensando en la Evangelización.

No descarto seguir con el tema "China" desde la perspectiva evangelizadora que aportas. La verdad es que da mucho de sí este asunto.


Pdta: interesante tu blog, si te interesa un enlace mútuo sólo tienes que avisarme en http://antidragon.zoomblog.com/

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