miércoles, 28 de marzo de 2007

El divorcio es un desastre. En el principio de esta era de la muerte fue el divorcio

El partido socialista español (PSOE), actualmente en el gobierno, suele acusar al partido popular (PP), - ellos se autodefinen de centroderecha -, de que siempre van a remolque de la izquierda en los avances sociales. Por avance social se entiende divorcio, aborto, libertad sexual, anticoncepción, liberación feminista (o sea que la mujer haga todo lo contrario que un ama de casa), eutanasia, pornografía, matrimonio homosexual, etc. Les echan en cara que cuando ellos propugnan alguno de estos progresos siempre se encuentran con la fuerte oposición inicial de los populares; pero, que transcurridos unos años, acaban asumiéndolos e incluso, cuando les toca gobernar, defenderlos con el mismo ahínco que si los hubieran concebido. Y, la verdad, que en esto, el PSOE tiene razón.

Jamás oí a un dirigente popular contestar a sus adversarios cuando estos les espetan el tema del divorcio como caso flagrante de la doble moral de la derecha, que se opuso a él bizarramente en los años ochenta y ahora no solo lo admiten sino que es difícil encontrar una lista electoral del PP en la que no aparezca algún divorciado. Ante esta delación tan solo callan pusilánime y avergonzadamente tratando de soslayar el tema de la mejor manera posible. La izquierda suele inquirir: ¿dónde están todos esos males con lo que la derecha nos amenazaba si el divorcio se legalizaba?; obteniendo un bochornoso silencio por respuesta.

A mí, - no voy a decir que seré yo, modesto hombrecillo que escribe un blog - quien conteste a la izquierda. Pero sí me gustaría que algún líder de la orientación que sea – para mis lectores “disculpados” les ilustro que los católicos no somos ni de derechas, ni de izquierdas, ni tampoco ultra-nada, estos son categorías del teatro de la falsedad de este mundo – les contestara que los males profetizados no solo están ya aquí sino que sus efectos han sido más devastadores de lo esperado.

El divorcio ataca a la raíz de la familia que es el matrimonio y cuya esencia es la de unión estable del hombre y la mujer para formar una familia. Sin estabilidad no hay matrimonio y, en consecuencia, se debilita la familia. Se ha puesto fecha de caducidad a lo que tradicionalmente ha sustentado, por su inquebrantable cohesión, al resto de la sociedad. Y los efectos de este enervamiento de la familia son las grandes plagas que estamos sufriendo. A saber:

- La gente no aprende a amar o lo hace de forma distorsionada; a veces, incluso, perversa. Lo cual tendrá unas consecuencias espantosas. Esto se produce, por supuesto entre otras causas, porque la escuela donde se aprende a amar es la familia y como el amor – lo repetiremos muchas veces en este blog porque es un concepto totalmente adulterado - no es un sentimiento sino que es una acto de la voluntad, es la entrega voluntaria de sí mismo a otro, no puede acabarse; los sentimientos, por el contrario, son volátiles. Por tanto introduciendo el divorcio, aunque sea como posibilidad, falsea el concepto básico de amor al colocarle un final potencial. Como coletilla diré que además de este amor, digamos humano, existe otro de orden divino que es una acto de Dios a través de nuestro espíritu. Este, para diferenciarlo del anterior, los cristianos lo llamamos caridad.

- La mujer, pilar básico de la familia, se ve obligada a poner el trabajo remunerado en el centro de su vida. La frase que más oigo de ellas es: “tengo que tener mi trabajo por lo que pueda pasar…” o “no puedo depender económicamente de un hombre”. Es decir, la entrega total, que es el fundamento del matrimonio, ha quedado cercenada y la posición, dentro de las prioridades personales, en la que queda la propia familia ha sido alterada.

- Por tanto, si ya todos tienen como misión ganar dinero: ¿quién se ocupa de los chicos? y ¿de los viejos?. Nada, la solución es tener pocos hijos y los viejos: ¡al asilo!. Es paradójico que en una sociedad en la que solo priman los sentimientos – “es que ya no la quiero”, se dice – nos consolamos pensando que nuestros padres, cuando ya chochean, lo que necesitan es un buen aparato de televisión, estar rodeados de médicos excelentes y disponer de una amplia habitación con cama articulada. Todo cosas materiales. Sin embargo, parece ser que obviamos cosas como el que vivan rodeados de las personas queridas los pocos años que les queden y, por supuesto, que puedan morir acompañados por ellos. Eso ni lo tenemos en cuenta. ¿Porqué no probamos a vivir nosotros solos en un asilo? ¿a ver qué tal?

- El divorcio lejos de evitar o disminuir la violencia la incrementa. Introduce una carga de conflictividad más en un matrimonio con problemas. Todos hemos tenido experiencias cercanas de ver como tras un divorcio la relación empeora. En vez de tratar de salvar el matrimonio a toda costa hemos colocado una solución fácil que conduce a la destrucción de una familia. He aquí una de las causas, aunque no la única ciertamente, del aumento de lo que se viene a llamar violencia de género. - Prometo una entrada en mi blog para tratar este tema en particular -.

- Y como consecuencia de la crisis de la familia, y por tanto del amor, ya vienen el resto de las plagas gordas: manipulación de embriones (en todas sus gamas), aborto y eutanasia. Porque si no hay amor ni sacrificio para qué sufrir por alguien. Porque cuidar de un enfermo, aceptar la propia enfermedad o pechar con un niño en circunstancias difíciles requiere capacidad de sacrificio; esta, se aprende y se alimenta fundamentalmente de una vida familiar estable.

- Por último, como todo ha sido subvertido, llegados al esperpento, se eleva a la categoría de matrimonio a un pobre remedo como es una pareja del mismo sexo.

Muchos lo ven como yo, pero, lamentablemente, nos hemos acostumbrado a convivir con el divorcio y otras cosas aun peores y no nos atrevemos, por tanto, a sublevarnos abiertamente puesto que sería ir en contra de la mayoría. Sin embargo, esto es un engaño, ya que cuando uno se pronuncia públicamente se de cuenta de que otros muchos, que callaban, también piensan como él. No olvidemos que la verdad tiene una fuerza intrínseca tremenda, especialmente en el campo de la moral, y que es captada necesariamente por el ser humano. En efecto, la verdad, tarde o temprano, sale a la luz.

Por favor, en vuestros comentarios evitar sacar casos extremos para sensibilizarnos. Esa técnica de los progres-izquierdosos, maestros de la demagogia – esto es normal, cada uno consigue el poder como puede, unos con su dinero y otros con la fuerza de la masa -, es conocida por muchos y desde luego por mí. La argucia es sacar un caso extremo que nos aturde la razón por el impacto de los sentimientos (verbigracia: una mujer mutilada por el maltrato salvaje de su marido). Entonces cuando nuestras defensas intelectuales están bajas porque nos hemos quedado horrorizados por la situación extrema, justificamos, con las asaduras y no con el cerebro, una medida que en otras circunstancias nos parecería inmoral. Luego se generaliza el resto del universo. Por tanto pongo desde ya un baluarte contra ese ardid. La forma de razonar, que es lo que tienen que hacer nuestros gobernantes, es aplicar una norma general y después estudiar como afrontar los casos límite desde el deseo del bien común.

4 comentarios:

Embajador dijo...

Esta entrada es de lo mejorcito que se ha visto en la blogosfera ultimamente. Felicidades.

Vengo defendiendo desde hace mucho que la diferencia entre el PP y el PSOE es simplemente de grado y de tiempo, no de sustancia. Cuando los del PSOE les espetaron no hace mucho eso que comentas me alegré infinito.

ECM dijo...

QUE IDIOTEZ. Voy a seguir comentando aquí fervientemente porque las cosas que dices son extremadamente imbéciles.

¿El divorcio es la causa de qué? De la decadencia, la horrible situación del mundo actual... No digas tonterías. Yo soy hijo de divorciados, y no por eso soy un ente amoral, confundido y perdido en el mundo.

Si de eso se tratará, entonces tendrías que buscar el argumento opuesto: en la historia de la humanidad no sólo ha existido el divorcio por milenios, sino que existen otro tipo de uniones entre hombres y mujeres!!! Sorpresa, el matrimonio católico sólo ha existido por unos mil años, difícilmente puede ser aplicado como norma de moralidad o normalidad para la humanidad.

Nuestros antepasados no se casaban, si debes saberlo, vivían en concubinato, hombres poderosos tenías muchas mujeres y ellas vivían felices con él y sus hijos. Otras culturas en este tiempo lo hacen también, vaya, hay parejas que nunca pisaron una iglesia y viven vidas familiares mucho mas sanas que las de algunos católicos.

Si de hacer conjeturas cataclísmicas se trata, nadie mejor que los creyentes en lo sobrenatural. Pero ponte a pensarlo bien: en toda la historia de la humanidad, desde que evolucionamos de los primates, no ha habido una época TAN MORAL como la contemporánea. Hemos abolido la esclavitud, las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres (no gracias a los católicos, debo agregar), hay cada vez menos discriminación racial o hacia gente con discapacidades, etc.

Es más, los países menos religiosos del mundo son los menos inundados de problemas sociales, de intolerancia o violencia. Son los países con menos pobreza y menos crimen del mundo. Lo puedes ver claramente en la distribución de los Estados Unidos: los estados más cristianos son los más pobres, los más violentos y los más infectados por enfermedades de transmisión sexual, los que tienen más embarazos no deseados, más crimen, y más desigualdad social.

Deja de desinformar a la gente. El mundo lo requiere. A menos que tengas pruebas de lo que dices... ah claro, tu no tienes que probar nada.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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